
Barcelona. – Un estudio conjunto de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y la Universidad Rovira Virgili (URV) revela que los viajes en avión representan una experiencia particularmente estresante para las personas autistas, identificando desde las fases de preparación hasta el destino final como potenciales generadores de ansiedad. La investigación, desarrollada a través del proyecto PATHS, analizó las experiencias de más de 300 personas autistas adultas y familias de Cataluña.
El investigador Pere Suau-Sanchez, catedrático de Gestión del Transporte Aéreo de la UOC, explicó que «la población autista necesita muchas veces preparar las actividades para reducir los niveles de estrés y hemos encontrado que la preparación en casa puede generar tanto estrés como pasar el control de seguridad». Entre los factores estresantes identificados se encuentran las colas, cambios de temperatura, olores en las zonas duty free, secadores de manos ruidosos y la sobreinteracción con el personal de seguridad.
Asimismo, el estudio identificó cuatro perfiles diferentes de respuesta al estrés entre la población autista, demostrando que no todos experimentan los viajes de la misma manera. Al respecto, la psicóloga Paula Morales-Hidalgo, experta en neurodiversidad de la URV, destacó que «el elemento central es la sensibilización del personal, que es fundamental que entienda la diversidad de la población y unas discapacidades que son más invisibles, porque no se ven a simple vista».
Testimonios como el de Ainoa Sánchez, persona autista, ilustran el impacto sensorial: «Se me hace complicado gestionar la sobrestimulación del aeropuerto, de las luces tan agresivas, los sonidos… todo va muy rápido y esto te paraliza y colapsa». Márgara Sedeño, madre de dos menores con autismo, añadió que «por sus perfiles, necesitan anticipación de lo que va a pasar, tanto el punto de destino como lo que va a pasar en el vuelo», reconociendo que, con toda esta preparación, «ya llegas al viaje cansada, antes de comenzar».
Las recomendaciones del estudio incluyen mayor disponibilidad de información para anticipar el viaje, formación especializada para el personal aeroportuario y adaptaciones sensoriales como reducir niveles de luz y ruido en los aeropuertos, con el objetivo de transformar el transporte aéreo en un sector verdaderamente inclusivo.
Con información de EFE.