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Descomponiendo el Modelo de Residencias Médicas Dominicano

Descomponiendo el Modelo de Residencias Médicas Dominicano
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Por: Franly Vásquez, residente de neurocirugía del Hospital Docente Universitario “Dr. Darío Contreras”, Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

Una residencia médica es un conjunto de actividades que debe cumplir un médico en período de entrenamiento en un programa de especialización. En República Dominicana, el reglamento y los programas de residencias médicas no se actualizan con la frecuencia que deberían. Los residentes carecen de tiempo, estímulo y financiación para realizar investigaciones científicas, esto contribuye a diezmar la formación médica lo cual pone en peligro los logros de la medicina moderna y perjudica en gran medida a la sociedad. Es necesario enfatizar en esta problemática y fomentar políticas públicas en beneficio de los residentes y de la sociedad.

I. INTRODUCCIÓN

En República Dominicana los médicos luego de pasar un arduo proceso de concurso para optar por una plaza de especialidad médica, se forman en más de 70 escuelas de especialidades, de las cuales unas 62 son avaladas por la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

Solo se puede concursar por una especialidad al año, quiere decir que si el acumulado de notas (notas del examen, índice de la carrera universitaria, entrevista y honores académicos al graduarse) de un médico le permitiría entrar a una especialidad determinada, y no depositó los papeles correspondientes para concursar para esa especialidad, no tiene derecho a entrar.

No más del 15% de los médicos que cada año concursan, consigue entrar a un programa de residencias médicas en República Dominicana.

Esto refleja la intencionalidad y compromiso de los médicos dominicanos a capacitarse para ofrecerle más y mejores servicios a nuestra población, sin embargo, lejos de ser distinta de otras naciones en Latinoamérica donde el pensamiento conservador está intimamente arraigado y firme, la nuestra cuenta con debilidades estructurales, científicas y tecnológicas en el desarrollo de la formación médica, lo cual se pone en evidencia al ver el día a día de la mayoría de médicos dominicanos que hacen residencia en nuestro país, así como el reglamento y los programas de residencias médicas que tardan años, incluso algunos hasta décadas para actualizarse conforme a los lineamientos y avances científicos.

II. DESARROLLO

La salud se define como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades (World Health Organization, n.d). La salud colectiva aborda las relaciones económicas y políticas de la sociedad con repercusiones en la salud de la colectividad y de los individuos, convirtiéndose en una mirada multidisciplinaria para el análisis de los problemas sanitarios con transversalidad (Casas, D., Jarillo, E., Contreras, G., 2013).

La medicina es la ciencia que estudia las enfermedades que afectan al ser humano, los modos de prevenirlas y las formas de tratamiento para curarlas (EcuRed, n.d). Una residencia médica es un conjunto de actividades que debe cumplir un médico en período de entrenamiento en un programa de especialización.

Es una etapa de estudios que permitirá́ al médico obtener los conocimientos científicos, habilidades y destrezas necesarias para el ejercicio profesional en una de las especialidades de la medicina, de acuerdo a las leyes dominicanas sobre la materia y a los requisitos académicos universitarios.

Habiendo definido lo que es salud, salud colectiva, la medicina, y una residencia médica, entendemos que las residencias médicas no solo son un programa de formación médica profesional, sino que también son un reflejo de desarrollo y bienestar social.

El médico especialista al formarse con las habilidades humanas, éticas y científicas adecuadas, representa un pilar en el desarrollo de cualquier sociedad, hecho que queda ejemplificado con la pandemia del COVID-19, donde se puso de manifiesto que el mayor bien de cualquier sociedad es la salud, y por tanto los médicos especialistas deben estar preparados para poder prevenir, diagnosticar y tratar las distintas enfermedades que aquejan al ser humano.

Esto demanda como cualquier otra ciencia de la continua investigación, actualización, reforzamiento y difusión de conocimientos científicos. En el mundo, escasas investigaciones en ciencias de la salud son producidas por países en vías de desarrollo, esto ocurre más que nada, por la poca cultura de investigación que tenemos y eso se expande a los programas de residencias médicas, lo cual constituye un serio problema para la medicina dominicana, y pone en riesgo los logros de nuestra sociedad.

A. Sin investigación no puede haber ciencia

Uno de los objetivos específicos del Reglamento de Residencias Dominicanos es:

– “Contribuir a través de la investigación biomédica y epidemiológica a la generación y difusión de conocimientos científicos y al desarrollo de recursos tecnológicos apropiados en respuesta a las necesidades diagnósticas, terapéuticas y preventivas de los problemas de salud comunitarios y del entorno hospitalario”.

Pero en la práctica, no hay estímulo para la investigación médica. En la gran mayoría de los hospitales los médicos residentes son vistos como mano de obra barata, como especificó en el 2018 el Dr. Bienvenido Peña, ex director de Residencias Médicas, del Ministerio de Salud Pública: “otro cambio que se plantea desde la Dirección de Residencias Médicas es que se respete el estatus del residente, para que no se vea como una mano de obra barata, sino como un estudiante de post grado en formación con una labor asistencial vigilada por un médico especialista, porque en muchos casos, los médicos en formación dan consultas y a veces hacen procedimientos solos¨.

Esta sigue siendo la realidad de la mayoría de médicos residentes dominicanos que en busca de mejorar sus capacidades académicas y convertirse en especialistas que beneficien a la sociedad, se ven sometidos a largas jornadas laborales, agotamiento físico y mental, abusos por parte del personal de salud y administrativo de los hospitales, producido más que nada por el sistema de jerarquización que rige los programas de residencias médicas, donde el médico residente de primer año (R1) es el eslabón más débil y por tanto, el que más sufre atropellos.

No puede haber estímulo cuando el médico residente está tan cansado como para dedicarse a realizar una investigación científica con todo el rigor que ésta demanda.

En la práctica, los médicos residentes en República Dominicana realizan arduas jornadas de trabajo donde tienen que realizar más funciones de las que deberían por la escasez de personal e insumos que existe en los hospitales y la costumbre de verlos como mano de obra barata.

Esto provoca, que la mayoría de investigaciones científicas sean realizadas durante el último año de su formación para poder elaborar la tesis para optar por el título de especialista, lo cual genera que en muchas ocasiones estas investigaciones estén sesgadas por la prisa en su elaboración y el sub-registro de datos.

B. Financiación de la investigación

Tampoco existe financiación para la investigación científica por lo que el coste de la misma, debe ser llevado por el médico residente. El acápite F del artículo 15 del reglamento de Residencias Médicas establece:

– ¨El/la médico residente no puede realizar ninguna actividad laboral remunerada o no ajena a su formación. NO PUEDE TENER OTRO TRABAJO. LA RESIDENCIA ES DE DEDICACION EXCLUSIVA¨.

Tomando en cuenta lo que dice este artículo y considerando que el costo de vida promedio de clase media para una persona en República Dominicana es de unos RD$ 34.800 y que el médico residente tiene un salario de RD$ 50, 544 ¿Cómo se hace si tiene hijos o una familia que mantener? ¿Sí tiene algún problema de salud? ¿Si tiene algún imprevisto que salga de su presupuesto mensual?.

Este artículo debe ser contextualizado a la realidad socioeconómica que vive el médico residente dominicano y que no deja cabida a la investigación científica.

Existe un programa del Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología (MESCYT) que se llama Fondo Nacional de Innovación y Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDOCYT) desde hace unos 10 años, y que otorga financiación a proyectos de investigaciones científicas, pero los médicos residentes no se enteran de esto, el proceso burocrático es sumamente agotador, cuenta con muchos requisitos, hay que hacer un sin número de viajes a la UASD y al MESCYT y el residente que cuenta con muy poco tiempo, se le hace sumamente difícil.

C. Formación en Investigación científica para las

Residencias Médicas

Al problema de la financiación se le suma la falta de educación de los médicos residentes dominicanos en temas de investigación científica. Solamente al estar finalizando su residencia médica, es que se le asigna un tutor por parte de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) para enseñarles y darle las pautas a seguir en un trabajo de investigación científica de cara a culminar su residencia con un anteproyecto que será el de su tesis de post grado.

Sin la correcta formación desde el inicio, el residente, aunque tenga el tiempo y la financiación, se le hace imposible lograr una adecuada investigación científica.

D. Actualización del Reglamento de Residencias Médicas Dominicano

La última vez que la Universidad Autónoma de Santo Domingo actualizó este reglamento fue en octubre del 2005. Para hacernos una idea, en el reglamento figura la Secretaría de Estado de Salud (SESPAS) la cual mediante el decreto no. 74-10 del 12 de febrero del 2010 se cambió el nombre de Secretaría de Estado de Salud a Ministerio de Salud, conforme la Constitución de la República del 26 de enero de 2010, es decir, hace 12 años.

No debe ser que los lineamientos que rigen la formación de quienes se están formando como especialistas en las ciencias médicas tengan más de 16 años que no se actualiza.

Si bien es cierto que para el 2019 se plantearon hacer modificaciones en el reglamento, éstas solamente enfatizan cambios en algunos artículos, como por ejemplo que ¨todo médico que quiera hacer una especialidad debe firmar un contrato en el que se compromete a ejercerla en la zona rural¨, o que las universidades reconozcan como sus docentes a los profesores de residencias médicas. Pero esto no se ha hecho de forma oficial, y en la práctica tampoco es llevado a cabo.

La medicina no puede ser vista única y exclusivamente como el estudio de las enfermedades que afectan al ser humano, ya que el ser humano es un ser social, forma sociedades y las sociedades van cambiando, el ser humano cambia con las sociedades.

E. Actualización de los Programas Académicos de las Residencias Médica

Según el artículo 29:

– Evaluación continua del Programa Académico: Atendiendo a la lógica interna de los Programas de Residencias Médicas, el dinamismo que caracteriza al conocimiento científico en Salud y los avances biotecnológicos en las esferas diagnósticas y terapéuticas; los programas serán evaluados anualmente al concluir cada promoción.

Algunos programas, tienen hasta 10 años que no se revisan y actualizan. Es crucial realizar constantes actualizaciones para asegurarse de que los futuros médicos especialistas estén a la vanguardia científica y tecnológica.

Esto es imperativo si queremos lograr un país más saludable, más firme, lo cual repercute directamente en todos los estratos de la sociedad.

F. Uniformes de los Programas de Residencias Médicas Dominicana

Es menester destacar que en la última actualización del Reglamento Nacional De Residencias Médicas no se realizaron cambios con relación a la vestimenta de los residentes.

Salvo algunos programas de residencias médicas que ya han eliminado esta práctica, la mayoría continua con la arcaica tradición de que todos los residentes deben vestirse con zapatos blancos, camisa blanca, pantalón blanco, chaqueta blanca y un distintivo del color que represente el año de formación en que se encuentra el médico residente (verde, amarillo, azul, rojo, blanco o morado, según el año).

Esto se hace con la finalidad de distinguir a los residentes de la población general que trabaja y asiste al hospital, y de los demás residentes que tienen mayor jerarquía, típico de las estructuras militares, que fue de donde surgió el esquema de los programas de residencias médicas.

Esta estructura militar no debería aplicarse para los que se están formando en el maravilloso arte de salvar vidas.

Es necesario eliminar la tradición de que el médico residente debe estar totalmente vestido de blanco ya que no es práctico, compromete el tiempo y la energía del residente al intentar mantenerse totalmente limpio en un ambiente que no lo es y podría estar dándonos un mensaje equivocado, donde lo importante es el rango, y no el conocimiento.

Esta práctica no se utiliza en ningún programa de residencia médica en el mundo salvo algunos pocos países de Latinoamérica que continúan con un perfil arcaico.

III. CONCLUSIÓN

Conforme a lo antes expuesto queda evidenciado la necesidad de cambiar el paradigma y el pensamiento conservador que pulula alrededor de los Programas de Residencias Médicas, esto conlleva voluntad política y la apertura a los cambios en beneficio de la sociedad por parte de las instituciones que rigen la formación de los médicos especialistas del mañana.

1. Descargo de responsabilidad: el autor es el único responsable de las opiniones expresadas en este artículo, que no necesariamente reflejan la realidad, opinión o política de los médicos en general.

2. Conflicto de interés: ninguno declarado.

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