
La Dra. Yiraldy Meran, uróloga de la Clínica Ureña Arias, explica la incidencia de los problemas en la vejiga en la calidad de vida del ser humano. El diagnóstico del trastorno del piso pélvico se confirma con estudios de imágenes como sonografía pélvica donde se observa la capacidad máxima de orina que puede soportar el paciente, además del uroanálisis, cultivo de orina y estudios de función vesical como la urodinamia.
La vejiga es el órgano encargado de almacenar la orina en el intervalo de las micciones (periodo que ocurre entre una orina y la siguiente) en un tiempo socialmente aceptable.
La vejiga está ubicada en la pelvis, detrás del pubis, la relación con otros órganos depende de si es hombre o mujer: en lo que respecta al hombre, detrás de ella encontramos el recto, debajo de ella la próstata y las vesículas seminales. En la mujer; cuello uterino detrás, útero superiormente.
Los trastornos del piso pélvico los podemos englobar en las siguientes categorías: síntomas de almacenamiento (vejiga hiperactiva), vaciamiento, post micción e incontinencia urinaria.
De todos estos trastornos, los que más afectan la calidad de vida de los pacientes (destacando al sexo femenino por ser el más afectado en estas patologías), son los síntomas de almacenamiento y la incontinencia urinaria.
La Sociedad Internacional de la Continencia define la vejiga hiperactiva como una urgencia urinaria (deseo imperioso de orinar) que se acompaña con aumento de las veces en que se orina durante el día y que puede o no estar acompañada de incontinencia urinaria.
La incontinencia urinaria es aquella donde el paciente presenta escapes de orina de forma involuntaria que pueden estar asociados a esfuerzos (como toser, reírse), cuando siente un deseo imperioso de orinar, continua o cuando la vejiga está excesivamente llena y deja escapar orina.
La historia clínica y el examen físico juegan un papel fundamental y son las herramientas principales que nos ayudaran a diagnosticar a un paciente que acuda a consulta refiriendo alguno de estos síntomas. Además del interrogatorio y la exploración, se le solicita al paciente que complete un diario miccional (cuestionario que consiste en anotar las ingestas liquidas, cantidad de orina expulsada, si hubo o no escape de orina, si sintió o no urgencia de orinar). El cual nos brinda información sustanciosa y nos ayuda a identificar y/o descartar patologías del tracto urinario bajo.
El diagnóstico se confirma con estudios de imágenes como sonografía pélvica donde vemos la capacidad máxima de orina que puede soportar el paciente, uroanálisis, cultivo de orina y estudios de función vesical como la urodinamia.
El tratamiento es variable y amplio, se puede iniciar por educación vesical (no aguantar los deseos de orinar, no tomar agua antes de dormir, orinar cada 2 o 3 horas), medicación que ayuda a calmar el músculo de la vejiga, terapia del piso pélvico, botox intravesical y cirugías.
La ansiedad, desconfort y en ocasiones depresión que presentan estos pacientes no son aislados de su patología de base; por ello, brindarles aliento y palabras de empatía hacen la diferencia y podrían servir para ayudar al apego del tratamiento.