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Violencia de género: Una herida que traspasa generaciones

Violencia de género: Una herida que traspasa generaciones
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En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, profundizamos en el análisis del trauma invisible que afecta a miles de mujeres y familias dominicanas. A través de la voz del Lic. Josly Wilmore, psicólogo familiar, exploramos las dimensiones psicológicas, sociales y generacionales de esta problemática, así como los recursos y estrategias necesarias para romper ciclos de violencia. Esta entrevista busca no solo visibilizar el impacto profundo del abuso, sino también guiar hacia la prevención, la atención integral y la reconstrucción de vínculos saludables.

1.- ¿Cómo se manifiesta el trauma complejo en mujeres que han sufrido violencia prolongada?

El trauma complejo, que resulta de la exposición prolongada a situaciones de violencia, afecta a las mujeres de manera muy profunda. Este trauma se caracteriza por sentimientos persistentes de desesperanza, desconfianza hacia los demás, disociación, dificultades para regular las emociones, y, en muchos casos, un sentido distorsionado de la identidad. Las mujeres pueden experimentar trastornos como el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT), ansiedad, depresión, o incluso problemas físicos derivados del estrés crónico. El ciclo de abuso puede hacer que las mujeres sientan que no merecen amor o respeto, lo que impacta gravemente en su autoestima y capacidad de tomar decisiones saludables.

 2. – Desde su experiencia, ¿cuáles son las consecuencias psicológicas más frecuentes en mujeres que han vivido violencia de género?

Las consecuencias psicológicas más comunes incluyen depresión, ansiedad, trastornos de estrés postraumático (TEPT), fobias, trastornos de la alimentación, y, en algunos casos, tendencias suicidas. También puede haber problemas de confianza, tanto hacia los demás como hacia ellas mismas. Muchas mujeres desarrollan una imagen distorsionada de su propia valía debido al abuso emocional y psicológico que sufren, lo que refuerza su dependencia del agresor.

 3. – ¿Cómo afecta a los hijos crecer en un entorno donde existe violencia hacia su madre?

Los hijos que crecen en un ambiente violento a menudo desarrollan efectos emocionales y psicológicos duraderos. Pueden internalizar actitudes agresivas o sumisas, replicar comportamientos abusivos en sus relaciones futuras, o experimentar trastornos emocionales como ansiedad, depresión o trastornos de conducta. La violencia familiar también puede afectar su rendimiento académico y su capacidad para desarrollar relaciones saludables en el futuro.

 4. – Muchas mujeres no denuncian por miedo o dependencia económica. ¿Qué recursos existen en República Dominicana para apoyarlas?

En la República Dominicana existen diversas organizaciones y recursos destinados a ayudar a las mujeres víctimas de violencia de género. Entre ellos, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), el Ministerio de la Mujer, y la Fiscalía Especializada en Violencia de Género. También existen líneas de apoyo como el Línea 911 para emergencias y la Línea 0800-746-374 para atención especializada a mujeres. Además, organizaciones como Colectiva Mujer y Salud ofrecen recursos y apoyo psicológico. A pesar de las limitaciones, estas entidades ofrecen refugio, asistencia legal y emocional, y programas de empoderamiento económico.

 5. – ¿Qué signos de alerta pueden indicar que una mujer está siendo víctima de violencia, incluso si no lo expresa abiertamente?

Los signos pueden ser tanto físicos como emocionales. Algunas señales incluyen cambios en la actitud, aislamiento social, inseguridad constante, manifestaciones de miedo o ansiedad al hablar de su pareja, y presencia de lesiones visibles o inexplicables. También pueden mostrar signos de depresión, ansiedad, insomnio o agotamiento extremo. A veces, sus amigos o familiares notarán que tienen dificultades para tomar decisiones por sí mismas o que su comportamiento se ha vuelto sumiso o extremadamente conciliador.

 6. – El agresor también necesita atención. Desde su perspectiva, ¿qué abordaje debería darse para romper el ciclo de violencia?

El agresor también es víctima, pero de una sociedad que normaliza comportamientos violentos y de patrones familiares disfuncionales. Es crucial que los agresores reciban intervención psicológica para trabajar en sus conductas, especialmente a través de programas de rehabilitación, terapia cognitivo-conductual, y programas de reeducación. La intervención temprana, la educación sobre el respeto y la igualdad de género, y el trabajo con profesionales que ayuden a desmantelar creencias machistas y violentas son fundamentales. El cambio es posible, pero requiere voluntad y un enfoque integral.

 7. – ¿Cómo impacta la violencia de género en la salud mental de las familias a largo plazo?

La violencia de género tiene un impacto devastador no solo en la víctima directa, sino en toda la familia. Las consecuencias a largo plazo incluyen ansiedad, depresión, estrés postraumático, y trastornos del comportamiento, tanto en mujeres como en hijos. Las relaciones familiares se ven alteradas, y puede haber una ruptura de la confianza y la comunicación. Además, los hijos que crecen en un entorno violento son más propensos a reproducir estos comportamientos en sus propias relaciones. A largo plazo, puede haber dificultades para construir vínculos afectivos saludables.

 8. – En un país como el nuestro, ¿cómo podemos fomentar la denuncia y reducir la revictimización?

Para fomentar la denuncia, es necesario crear un entorno de confianza donde las mujeres se sientan seguras de hablar sin temor a ser juzgadas o revictimizadas. Esto implica entrenar a los profesionales de la salud, la policía y los jueces en enfoques sensibles y empáticos. La educación sobre la violencia de género también debe ser un esfuerzo continuo, para que las mujeres conozcan sus derechos y los recursos disponibles. Además, se deben fortalecer los mecanismos legales para garantizar la protección de las víctimas, asegurando que las denuncias se manejen de manera confidencial y con prontitud.

 9.- ¿Qué papel juegan los profesionales de la salud en la detección temprana de estos casos?

Los profesionales de la salud juegan un papel fundamental en la detección de la violencia de género, ya que muchas veces son los primeros en observar signos físicos o psicológicos en las mujeres. Los médicos, psicólogos, y enfermeras deben ser capacitados para reconocer las señales de abuso y tener protocolos claros para ofrecer apoyo y derivación a los servicios adecuados. Un enfoque sensible y sin juicio puede hacer que una mujer se sienta más cómoda al revelar su situación.

10.- ¿Qué papel juegan las redes de apoyo entre mujeres en la prevención y superación de la violencia?

Las redes de apoyo entre mujeres son esenciales para la prevención y superación de la violencia. Estas redes proporcionan un espacio seguro donde las mujeres pueden compartir sus experiencias, encontrar comprensión, y ofrecerse apoyo emocional mutuo. También ayudan a empoderar a las mujeres para que se reconozcan como víctimas de abuso y les dan la fuerza para tomar decisiones difíciles, como dejar a un agresor. Además, las redes pueden ser clave para difundir información sobre recursos y servicios disponibles en la comunidad.

11.- ¿Qué mensaje de esperanza y acción les daría a las mujeres que hoy están viviendo esta situación?

A las mujeres que están viviendo violencia les diría que no están solas. Hay una red de apoyo que está lista para ayudarlas a salir de esa situación. Es importante recordar que el abuso nunca es culpa de la víctima, y siempre hay una salida, aunque parezca difícil. El primer paso es reconocer que merecen vivir una vida libre de violencia, con respeto y amor propio. Buscar ayuda, hablar con alguien de confianza o contactar a un profesional son pasos cruciales. Hay esperanza y es posible comenzar de nuevo, siempre con el apoyo adecuado.

Finalmente, la violencia de género no es un problema privado, sino una herida colectiva que requiere respuestas multisectoriales. Como revela el Lic. Wilmore, la clave está en combinar educación temprana, detección profesional, apoyo comunitario y rehabilitación de agresores. Cada señal detectada, cada mujer que recibe apoyo y cada familia que rompe el silencio representa un paso hacia la erradicación de esta pandemia. El mensaje final es claro: la violencia puede prevenirse, las víctimas pueden sanar y las sociedades pueden transformarse mediante acciones concertadas basadas en evidencia, empatía y justicia.

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