
Amilcar González Caraballo, médico de la Universidad Iberoamericana (UNIBE), describió los múltiples beneficios de la modificación de los hábitos cotidianos que le permiten a la población adquirir un estilo de vida saludable destacando que muchas de las estrategias que se aplican para dichos fines se planifican en pro de un aspecto físico, abandonando el concepto de las ganancias a nivel de la salud mental.
El galeno indicó las actividades físicas más conocidas que pueden contribuir a reducir el riesgo de padecer algunas patologías como diabetes, obesidad, sobrepeso y enfermedades cardíacas, en consecuencia, González precisó cuáles son los efectos mentales de los mismos teniendo en cuenta la superación de algunos episodios depresivos, entre otros.
Todos sabemos que un estilo de vida saludable involucra realizar actividad física con regularidad. El ejercicio ha comprobado ser beneficioso para reducir el riesgo de padecer algunas patologías como diabetes, obesidad o sobrepeso, sin dejar atrás las famosas enfermedades cardíacas. Sin embargo, enfocarnos solamente en lo corporal le resta importancia a la utilidad que éstos pudieran tener en la salud mental de la población general.
Antes de comenzar una rutina, es necesario entender que los beneficios son proporcionales a la intensidad con la cuál se hagan.
Por ejemplo, los aeróbicos o trotar son considerados de alta intensidad y ayudan a la liberación de endorfinas; siendo éstas las hormonas relacionadas con la felicidad y el bienestar emocional. En cambio, el yoga es reconocido como una actividad de menor intensidad que ayuda con la relajación y la conexión con el cuerpo.
Algunos beneficios que esto pudiera traer a la salud mental son: aliviar o reducir el estrés y la ansiedad, aumenta la autoestima, mejora la conducta y las relaciones sociales, previene el deterioro cognitivo, aumenta la memoria, combate trastornos del sueño, ayuda a controlar las adicciones, incremento de la capacidad cerebral, la productividad y de la concentración, entre otros.
Múltiples estudios han demostrado que las personas que entrenan consistentemente tienen menor probabilidad de padecer enfermedades y aumentan la posibilidad de llevar una vida sana y duradera.
Se ha demostrado que la actividad física con regularidad puede ser efectiva para el tratamiento de la depresión leve a moderada y ofrece menos efectos secundarios que la utilización de medicamentos.
Esto ocurre debido al aumento de citocinas y neurotransmisores en pacientes con dicha patología (3,4). También se ha encontrado que el ejercicio aeróbico es beneficial para los pacientes con el padecimiento de esquizofrenia puesto que este tipo de ejercicio aumenta el factor neurotrópico derivado del cerebro y el factor similar a la insulina-1, los cuales están asociados a la neurogénesis, angiogénesis y neuroplasticidad.
Las recomendaciones para iniciar tu rutina de ejercicios dependerán de la resistencia de cada individuo y de la presencia de alguna patología que pueda impedir la realización de los mismos. La Asociación Americana del Corazón (AHA por sus siglas en inglés) aconseja realizar 150 minutos de actividad aeróbica moderada, 75 minutos de actividad aeróbica vigorosa a la semana o una combinación de ambas de manera flexible y al propio ritmo de la persona (6).
Es muy probable que te sientas más a gusto con la vida y con mayor bienestar si incorporas ejercicios a tu rutina diaria. No importa lo que elijas, lo importante es moverse.