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Soberanía sanitaria vs. Bioética

Soberanía sanitaria vs. Bioética
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El Dr. Erick Amnover Chaer, especialista en ginecología y obstetricia, explica las diferencias entre dos conceptos comunes en la práctica médica: soberanía sanitaria y bioética, así como su impacto en la atención primaria.

Este y el próximo articulo tienen como finalidad, el contraponer ante la dinámica ética del ejercicio sanitario dominicano imperante dos conceptos poco tratados, pero evidentemente presentes en la práctica médica diaria. El primero de ellos es el de “soberanía sanitaria”; el mismo es un concepto que viene importado desde países de la región que buscan conseguir la independencia de políticas sanitarias atadas a intereses de países más grandes sobre países más pequeños (metafóricamente), otra forma de verlo según Blinder y colaboradores es: “la capacidad de una nación de llevar adelante acciones, dispositivos, políticas y estrategias necesarias que garanticen el derecho a la salud sin condicionamientos, de sus ciudadanos”. Por tanto, podemos inferir que un país sin la capacidad de brindar el derecho a la salud a sus ciudadanos es un país sin soberanía sanitaria.

Las garantías del derecho por parte del estado son dependientes no solo de la administración y la derivación de recursos para la garantía de X o Y derecho adquirido con la sola adquisición de la ciudadanía. También dependen en sobremanera de la cantidad de recursos que los administradores recaudan para dicho fin, es por esto que buscando desahogar al estado muchas naciones recurren al auxilio de la empresa privada con fines de que la ciudadanía no dependa en máximo del auxilio del estado para poder garantizar dicho derecho, razón por la cual se exige que los ciudadanos en tránsito en su país/estado sean capaces de solventar sus necesidades y/o emergencias médicas probables al acudir al mismo, exigen la colocación de vacunas al entrar y/o salir del mismo e incluso, se reservan el derecho de admitir o tratar pacientes (salvo casos excepcionales que incluso pueden hallarse en la web). Los escándalos por las deportaciones a madres ilegales siendo retenidos sus hijos por el “ius solis” en algunos de esos países no son casos aislados o desconocidos, motivo por el cual las indocumentadas no se atreven (las que de verdad quieren a sus hijos) a dar a luz en esos países. Incluso hay países con “cárceles para deudores” en las que privan de su libertad antes de su deportación a decenas de inmigrantes (con y sin documentos) en algunos de esos estados.

Sabiendo que esas medidas, quizá exageradas, vistas desde los ojos de cualquier humanista o incluso cualquier idealista pueden verse como conductas aberrantes e inhumanas, no es menos cierto que son medidas que buscan garantizar el gasto público única y exclusivamente en sus ciudadanos, puede verse como una medida fascista, pero es la respuesta a las demandas de sistemas sociales aparentemente evolucionados en comparación a otros que aún se mantienen en evolución. Como signatarios de acuerdos internacionales que garantizan la cooperación en este mundo globalizado, muchos de esos estados exigen se cumplan términos que violentan la soberanía sanitaria de otros, sin replicas.

Empatizando con las necesidades de nuestros semejantes, ciudadanos del mundo igual a nosotros., es inverosímil que se niegue el acceso a los servicios de salud a cualquier individuo en cualquier parte del mundo en pleno siglo XXI sin importar su condición, raza, credo o ideal, pero seamos sinceros, la utopía es aún el horizonte que nos mueve a alcanzarle. Lo que nos deja varias interrogantes que debe hacerse usted querido lector ¿Es ético negar asistencia sanitaria a otro ser humano? Y en contraposición ¿Estaría dispuesto a renunciar a su derecho de acceso a salud de calidad y oportuna con miras a cederlos a terceros a sabiendas que no aportan al recaudo de las garantías de ese derecho? Y por último ¿Comulga con el castigo a quienes no pueden costear sus prestaciones sanitarias una vez recibidas? Las demás preguntas quedan a su discreción. En el próximo articulo citaremos el otro concepto en cuestión.

Por Erick Amnover Chaer

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Andrés Quiroz
Comunicador social.
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