
Santo Domingo.- Desde la implementación del nuevo protocolo migratorio en hospitales públicos por parte de la Dirección General de Migración el pasado 21 de abril, haitianos en situación irregular han comenzado a evitar los centros médicos por miedo a ser deportados. La medida ha generado un clima de temor que impacta directamente en el acceso a la salud de esta población vulnerable, especialmente entre embarazadas y personas con enfermedades crónicas.
Anita, una haitiana documentada residente en El Café de Herrera, afirma que muchas personas sin papeles temen buscar asistencia médica. «Antes había hospitales, ahora, hay Dios», expresa, señalando el riesgo que representa acudir a un centro de salud.
Ante esta realidad, las clínicas privadas se han convertido en una alternativa. Ovilme Feguens, de 26 años y sin documentos, prefiere una clínica, pese al costo, por la seguridad que ofrecen frente a una posible detención. “Solo (toman medidas) con la nacionalidad haitiana, con otras naciones no hacen eso”, comenta otra ciudadana haitiana.
Para quienes no tienen recursos, el panorama es más complicado. “Se arriesgan” o simplemente no se tratan, explicó una mujer con documentos que solicitó el anonimato. Esto ha sido confirmado por centros como la clínica Cruz Jiminián, donde aseguran que han notado un incremento de pacientes haitianos que acuden por consultas generales y embarazo. “Aquí le damos servicio a todo el mundo”, señalaron, explicando que los pacientes prefieren pagar entre 500 y 2,500 pesos antes que exponerse a la deportación.
La Fundación Pro Ayuda también ha reportado un aumento en la llegada de niños haitianos que requieren atención. “No se puede dejar de atenderlos”, indicaron. En contraste, en la Fundación Centro de Salud Divina Providencia se ha registrado una baja considerable. «Tienen miedo de que los deporten», explicaron.
El miedo también se percibe en Santiago. Un ciudadano haitiano que trabaja en un residencial de la zona sur, con más de 20 años en el país, confesó: «Si me duele algo, me aguanto. Si voy, me deportan.»
Antes de la implementación del protocolo, los haitianos representaban una parte importante de los pacientes en centros médicos del sur de la ciudad. Según empleados del hospital Juan XXIII, la afluencia se ha reducido drásticamente. “Ellos ya no vienen. Rara vez se aparece uno por aquí”, comentó una trabajadora del centro.
El Servicio Nacional de Salud explicó que los servicios médicos tienen un costo para los extranjeros en lo referente a insumos, pero se exonera el pago por la atención. A pesar de ello, el miedo a la deportación ha provocado una disminución significativa en la demanda de atención médica por parte de los haitianos, lo que podría aumentar los niveles de insalubridad y propiciar riesgos de contagios en el país.